Es un lugar extraordinario en su más amplio sentido, ya no por las obras que pueda contener, sino por la atmósfera que se crea. Es raro y guay observar a la gente. Están todos muy tensos intentando aparentar un ápice de intelectualidad. Son todos muy tiernos cuando se rascan la barbilla y empequeñecen sus ojitos como si hubiera algo en la lejanía del cuadro que no alcanzan a ver, o como si el trazo les estuviese desvelando una nueva interpretación insospechada del mismo. Me parto con los comentarios de los niños. Me meo con las respuestas de los padres. Todos sois muy monos, os lo juro. Voyeur? Peut-être... mais je suis une romantique. En los museos a veces ocurren cosas insólitas y magnificas. Y en el Louvre más. 





Alecio de Andrade, en Casa de América del 2 de Junio al 11 de Septiembre.

4 comentarios:

h i l i a n d o dijo...

totalmente de acuerdo: las cosas más insólitas ocurren en los museos (y tal vez, también en las colas del súper). me gusta la nueva cita.

Anónimo dijo...

nena, no te queda nada, en cuanto acabemos tu yo nos tomamos un café o lo que se tercie, yo estoy en aislamento temporal, mucha mierda para el lunes!!!

Sergio DS dijo...

Qué ganas tengo de visitar el Louvre. Espero que pronto
...fantásticas fotografías.

PSYCOMORO dijo...

Las cosas más interesantes siempre se esconden en el hueco de lo insólito; sopresas que da la vida cuando te dedicas a mirarla. Buena observadora.

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